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El Papel de las Mujeres en la COP16 y la Protección de la Biodiversidad en Colombia

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En la COP16, el trabajo de las mujeres ha sido fundamental en la promoción de la biodiversidad y la protección del medio ambiente, constituyendo un esfuerzo clave en la lucha contra la pérdida de biodiversidad.

Las mujeres en Colombia desempeñan un papel esencial en el cuidado de los recursos naturales. Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 19 de ellas lideran y orientan las políticas ambientales del país, y más de la mitad de los contratistas del Ministerio son mujeres. Este liderazgo ha sido crucial para impulsar iniciativas que benefician tanto al entorno como a las comunidades.

Entre las más destacadas se encuentra Gladys Elena Giraldo, líder de la Asociación de Mujeres Renaciendo con el Campo, quien ha transformado la producción agrícola en Quibdó, Chocó, promoviendo prácticas sostenibles. Otra figura notable es Nire Maritza Landazury, quien ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos y la protección del medio ambiente en Tumaco, Nariño.

Proyectos Liderados por Mujeres

Las mujeres colombianas han liderado diversas iniciativas que han tenido un impacto significativo en sus comunidades. Entre los proyectos más destacados se encuentran:

  • 44 proyectos de forestería comunitaria en Chocó, Valle del Cauca, Tolima, Cauca y Huila, enfocados en el manejo sostenible de los bosques naturales y plantados.
  • 191 Negocios Verdes liderados por mujeres, que han generado 21,338 empleos.
  • La Granja Escuela Agroecológica, ubicada en Bogotá, que promueve prácticas sostenibles y la educación ambiental.

Estos ejemplos ilustran cómo la participación femenina es esencial para el cuidado de los recursos naturales y el desarrollo sostenible en Colombia.

La COP16 y la Voz de las Mujeres

En la COP16, el papel de las mujeres ha sido fundamental para impulsar la conservación de la biodiversidad. La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, ha sido una figura clave, llevando la voz de las mujeres cuidadoras de la biodiversidad a las instancias de alto nivel en la Zona Azul de la COP16.

Un documento relevante en este contexto es la Declaración de Inírida, un manifiesto creado a partir de mesas de trabajo con mujeres de todo el país. Esta declaración busca influir en los procesos de toma de decisiones, proponiendo una visión integral sobre el papel de las mujeres en la conservación de la biodiversidad.

Logros y Reconocimientos

Algunos de los logros y reconocimientos alcanzados en la COP16 incluyen:

  • Reconocimiento a la labor de las mujeres en la conservación de la biodiversidad, subrayando su importancia en la protección del medio ambiente.
  • Participación activa en la toma de decisiones, donde las mujeres han tenido un papel protagónico en la formulación de políticas públicas ambientales.
  • Liderazgo en la implementación de proyectos de biodiversidad, evidenciando su capacidad para desarrollar soluciones efectivas en diferentes regiones del país.

La contribución de las mujeres a la conservación del medio ambiente y la biodiversidad es innegable, y su liderazgo es clave para construir un futuro sostenible en Colombia.

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Cultura

ECOOVIDA 2024 Pacto internacional de economías para la vida

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La Comunicación como eje para el cuidado de la vida

Celebramos el encuentro de voces diversas y la construcción de un diálogo genuino entre actores que, aunque podrían parecer lejanos en sus experiencias, comparten un propósito común: el compromiso con una comunicación solidaria y el derecho a la información. Este fue el espíritu que impregnó el Foro de Comunicación ‘Un Pacto por la Comunicación Solidaria y Derecho a la Información’, organizado por la Unidad Solidaria y el Movimiento de la Escuela de Comunicación Vía3Tv. En el marco de ECOOVIDA 2024 – COP16, y con la ciudad de Cali como testigo, se creó un espacio donde los ideales y desafíos de la comunicación transformadora encontraron su lugar en la agenda de la sostenibilidad.

Colombia, el país de las mil maravillas naturales y culturalmente diversa, enfrenta la distancia sociales, culturales y políticas entre sus habitantes. Es aquí donde radica la importancia de fortalecer el reconocimiento mutuo, reducir estigmas y construir una ciudadanía conectada con un país lleno de oportunidades para convertirse en una potencia de vida y desarrollo. Para lograrlo, es clave trabajar desde las diversas formas de comunicación que circulan y son fundamentales para entender las heridas, las resiliencias, las culturas y las distancias entre colombianos. De esta manera, podremos reconocer al otro desde la diferencia y construir país a partir de esas comunicaciones propias, populares y transformadoras, que nos permitan convivir en paz con nosotros mismos, desde una comunicación regenerativa.

Este pacto de comunicación representa un elemento coyuntural y vertebral para el desarrollo de los territorios y para la vida misma, en el marco de cada acción orientada al cuidado de nuestra Madre Tierra. En el Movimiento de la Escuela de Comunicación Vía3Tv, extendemos nuestro más profundo agradecimiento a cada uno de los participantes de este gran foro, quienes hicieron posible la construcción de un espacio comprometido con la comunicación regenerativa para la vida.

Agradecemos especialmente la presencia de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), Misak Universidad, la Universidad Autónoma Indígena Intercultural (UAIIN), la Universidad Autónoma de Occidente, la Universidad Santo Tomás, el Programa de Educación Bilingüe Intercultural (PEBI CRIC), el Departamento de la Función Pública y la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC). Nuestro reconocimiento va también a los niños y niñas guardianes indígenas de Santa Rosa, Tierradentro, Cauca; a Kiwethegsa Wesx Luucx; al grupo de creadores de contenido liderado por Edinson Yesid Poche Chacue; a Efrén Rojas Sánchez, de la emisora 5G Radio Digital; a la Federación Internacional de Medios Alternativos de Colombia (FIMACOL); al maestro Gabriel Kaplún; a Andrea Umaña del Turbión; y a Luisa Fernanda Garzón Castillo de Oriente Stereo. Cada uno de ustedes, junto a las organizaciones sociales, medios comunitarios, alternativos y digitales que participaron, fue pieza clave en este foro, fortaleciendo así nuestro compromiso común de una comunicación que nutra, conecte y regenere la vida.

Como uno de los 10 mandatos de las economías para la vida, compartimos el mandato de comunicación, un insumo esencial para una apuesta conjunta que nos permita trabajar para y por la vida.

Un Pacto por la Comunicación Solidaria y el Derecho a la Información

Nos une el propósito de construir una comunicación transformadora que honre al territorio y sus culturas, sus lenguas y tradiciones. Aspiramos a una comunicación que desafíe el pensamiento dominante y nos impulse hacia un modelo político y social renovado, una visión basada en la regeneración de las relaciones entre la humanidad y la naturaleza. A través de una economía popular comunitaria, solidaria y social, sostenemos nuestro compromiso con la biodiversidad y el cuidado de la vida. Trabajaremos por la solidaridad y la organización de medios y procesos de comunicación alternativa, comunitaria, propia y popular. Juntos, construiremos Redes de Comunicación Solidaria que fortalezcan nuestras alianzas y amplíen el impacto de nuestras historias, buscando dignidad para quienes dedicamos nuestros esfuerzos al oficio de la palabra. Estas redes nos permitirán ampliar nuestro alcance y elevar la calidad de nuestros relatos, dando voz a las historias que merecen ser contadas. Nuestra acción conjunta fortalecerá el intercambio de experiencias y aprendizajes, generando una voz unificada para obtener garantías ante el Estado en favor de la libertad de expresión y el pluralismo informativo. Hoy, el mundo nos llama a la cooperación; la vida nos reclama unir manos y corazones para sostener las justicias y el buen Vivir. Frente a las crisis contemporáneas, las soluciones colectivas son la vía más eficaz para construir la solidaridad que salva al planeta y devuelve las sonrisas que alimentan la Vida.

Un pacto global para ampliar los instrumentos de fomento de las economías para la vida:

Las organizaciones, movimientos y plataformas que impulsamos las economías sociales, solidarias populares y comunitarias (ESSPC) constituimos una fuerza global diversa y vigorosa cuya tarea se centra en promover transformaciones locales y globales que pongan el desarrollo al servicio de la vida. El movimiento social y solidario es la potencia esperanzadora que puede empujar la salvaguarda del planeta a través de la cooperación y el apoyo mutuo. Es por esta razón, que desde este Pacto, exhortamos a los Gobiernos a concretar instrumentos nacionales e internacionales, políticas públicas y acciones colectivas que hagan realidad la Resolución de Naciones Unidas A/RES/77/281 donde se establecen los nexos entre la promoción de la economía social y solidaria y el desarrollo sostenible. Para aplicar estos instrumentos internacionales de fomento en los territorios, se requiere un compromiso multiactor que exprese la diversidad de movimientos, organismos de integración gremial, organismos públicos, de cooperación internacional, academia, redes internacionales, regionales y nacionales entre otros. Para ello, proponemos crear espacios regionales de seguimiento a la implementa- ción, que junto a los gobiernos y las redes de la economía social, solidaria, popular y comunitaria, contribuyan a hacer realizar sus contenidos para el buen vivir.

Nos comprometemos a acompañar y apoyar El Grupo de Trabajo Interinstitucio- nal de las Naciones Unidas sobre la Economía Social y Solidaria (UNTFSSE) y exhortamos por espacios regionales de diálogo para identificar políticas comunes que impulsen la economía social, solidaria, popular y comunitaria. En este sentido, promoveremos Agendas comunes de cara a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Financiación del Desarrollo, de manera que las Econo- mías para la vida estén en el centro de las políticas de financiación por parte de la banca multilateral, los organismos para el Desarrollo, la banca pública y la banca solidaria.

Promoveremos instrumentos comunes de seguimiento, que nos permitan documentar, comparar y sistematizar experiencias concretas en nuestros países. Para ello promoveremos un Observatorio Global de las Economías para la vida, cuyo objetivo consiste en asegurar la información y el conocimiento compartido de las prácti- cas colectivas basadas en la cooperación y la solidaridad.

Un pacto con los/las/les jóvenes en las economías para la vida:

Las/los/les jóvenes nos reconocemos como capaces, diversas, con ideas innovadoras sobre la importancia de preservar la biodiversidad para salvar la vida. Consideramos que el modelo actual de producción, consumo y desechos, conduce inexorablemente a la destrucción de la naturaleza en los territorios y promueve la economía de la muerte; a su vez que existe un sistema de dominación que manosea al enfoque diferencial, al feminismo y las diversidades y promueve la exclusión, la discriminación de géneros, clase, raza y la instrumentalización de las nuevas generaciones. A través de este pacto, nos comprometemos a fomentar para Las/los/les jóvenes, la participación activa y no solo consultiva en espacios de toma de decisiones sobre políticas públicas, para el acceso a servicios básicos y conectividad en zonas rurales (amigables con el ambiente); oferta educativas y laboral digna en los territoios que habitamos, que permitan el desarrollo de economías para la vida; ampliar la visión de políticas del cuidado por parte del Estado no solo de las personas, sino de la naturaleza, la cultura y las prácticas propias; protección y reconocimiento de liderazgos juveniles y un sistema de educación popular incluyente que genere pensamiento crítico y con formación transversal solidaria, comunitaria y agroecológica.

Un pacto con las mujeres y las diversidades de las economías para la vida:

Las organizaciones de mujeres y diversidades de los distintos lugares del contexto nacional e internacional que hemos asistido al Encuentro Internacional de Economías para la Vida ECOOVIDA 2024, manifestamos que los saberes ancestrales, la incidencia, la autonomía económica y articulación de las políticas públicas con perspectiva de género deben transformar hoy los imaginarios patriarcales. Esto para dejar de invisibilizar las prácticas sexistas, xenofóbicas, transfóbicas que se ven evidenciadas en el aumento de feminicidios en Colombia y América latina. Hoy se requiere que las apuestas organizativas y gubernamentales, respondan a las necesidades de prevenir y eliminar las violencias de género, contra las mujeres y la comunidad LBGTIQ+. Desde este Pacto, promoveremos políticas de igualdad y reconocimiento de las mujeres y las diversidades, desde la mirada rural, ancestral, étnica, afro, trans y territorial. Promover las economías para la vida para las mujeres y diversidades, para que no se vuelva aniquilar las fuentes hídricas, los lugares sagrados, los saberes y los cuerpos feminizados desde el reconocimiento de otres sujetos, para lograr la incidencia y el poder de las mujeres y las comunidades LGBTIQ+.

 

Un pacto para las economías del cuidado de la vida y los territorios:

El presente Pacto, ha destacado la importancia de desarrollar un sistema integral de cuidados, que reconozca y valore tanto a quienes reciben como a quienes brindan servicios cuidadores y se evidencia que una estrategia efectiva implica la corresponsabilidad entre el Estado y la comunidad, promoviendo políticas públicas que aseguren el acceso a cuidados de calidad, además se ha subrayado la necesidad de incorporar medidas que fomenten la igualdad de género y el respeto por los derechos laborales de las y los cuidadores y de las personas con discapacidad. Es esencial, avanzar hacia políticas concretas que dignifiquen el trabajo del cuidado y fortalecer las estructuras comunitarias, sociales y solidarias, asegurando así un enfoque sostenible y solidario en la atención a quien más lo necesiten, permitiendo la distribución equitativa de los recursos y facilitando políticas públicas de cuidado, promoviendo el cambio cultural. Las nuevas generaciones deben tener una estructura que se centre en el bienestar, el buen vivir y el reconocimiento de la diversidades corporales, sensoriales, neurodiversas y neurodivergentes.

Un pacto por la reforma agraria, la industrialización solidaria y reconversión productiva:

Es el momento histórico de los trabajadores y las trabajadoras del Campo. Es el lugar y el momento de las cooperativas rurales, agrícolas, campesinas; de la economía familiar, de la chagra y de la milpa. El mundo reclama por alimentos sanos, semillas nativas y espacios para el agua y el aire. Este Pacto recoge el legítimo reclamo de acceso a la tierra, de fomentar la asociatividad, la comercialización solidaria y de transitar a sistemas productivos sostenibles, en equilibrio con la naturaleza. 

Exhortamos a los gobiernos para que la Reforma Agraria, la industrialización alimentaria y la transición energética, se haga de la mano del campesinado, con enfoque diferencial y que dé prioridad a la Agricultura campesina, étnica y comunitaria. Ante el modelo económico de acumulación y competencia, que degrada la economía local y popular, es necesario la consolidación de redes de cooperación y articulación solidaria para la paz. El movimiento agroecológico es determinante para la recuperación de la siembra de la vida, el movimiento campesino y rural se suman a este pacto para hacer posible la reproducción limpia de la alimentación y el cuidado de las reservas ambientales del mundo. Las organizaciones de la Amazonía en particular exhortan a los gobiernos a promover instrumentos comunes de la salvaguarda del pulmón del mundo, con inclusión de sus comunidades y organizaciones. Tierra, agua y paz, con asociatividad solidaria.

Un pacto por la bioeconomía, la agroecología y la defensa de la vida:

Las economías para la vida se instalan en lo que los pueblos de la Pachamama, los hijos y las hijas de Abya Yala, vienen construyendo, sustentados en otras epistemolo- gías y relaciones con la tierra. La naturaleza, comprendida como sujeto viviente, tras- ciende la noción de objeto, mercancía y de recurso; optamos por nuevas visiones de la naturaleza, entendida como una red de vínculos, de interdependencia, de organicidad, y cooperación.

Consideramos urgente la necesidad de ir al reencuentro con nuestras memorias e identidades profundas que subyacen en nosotros y nosotras, y que constituyen el soporte fundamental de nuestra humanidad. Las economías para la vida suponen la construcción de un nosotros, no solo humano; se trata de una ontología del ser que en tanto nos hermana con otros seres y especies, nos instala en la dimensión ecosistémica de la que formamos parte indisoluble, interdependiente, y nos ancla a la Madre Tierra como conjuntos de sistemas vivientes. Estas economías diversas y economías nuestras, solidarias, sociales, populares y comunitarias, nos hablan de colectividad y cooperación, representando valores, principios y vínculos asociativos, que pueden enfrentar y substituir el enfoque de la competitividad, ni de las visiones duales y antropocéntricas de la economía convencional.

Un pacto por la educación solidaria, popular y comunitaria:

La educación solidaria, popular y comunitaria es un pilar fundamental para las transiciones hacia modelos de desarrollo solidarios y la cultura de la cooperación. Se trata de forjar herramientas colectivas para la acción orientada a la protección colectiva de los bienes comunes y el fomento de la cultura solidaria. Este enfoque educativo posibilita el empoderamiento comunitario, integra los saberes ancestrales, el reconocimiento de la otredad, la cooperación y la solidaridad. También, fomenta la autonomía económica territorial y la preservación de los recursos naturales. Estas perspectivas pedagógicas nos convocan a reaprender a pensar, sentir y hacer, formar para cuidar y colectivizar la reproducción de la vida. La educación solidaria, popular y comunitaria debe ser el cimiento de un modelo económico que no dependa del extractivismo y el despojo, sino de la sostenibilidad, el bienestar común, y la paz con la naturaleza. Desde este Pacto, promoveremos la Cátedra Internacional de Economías para la vida, diplomaturas, programas educativos formales, populares y territoriales, el reconocimiento, convalidación y construcción en un ecosistema de saberes orientados a expandir el saber colectivo de la asociatividad y la solidaridad y el bien común.

Un pacto por la democratización del crédito solidario y la inclusión financiera:

Es necesario que las políticas públicas y el sector financiero colaboren estrechamente para asegurar que estas herramientas lleguen a quienes más lo necesitan. La creación de redes de cooperación entre entidades financieras y comunidades, es fundamental; así como la promoción de modelos de crédito que prioricen la solidaridad y el desarrollo sostenible. Es esencial desarrollar una pedagogía financiera inclusiva adaptada a la realidad latinoamericana, con un rol activo del Estado para fortalecer las iniciativas de la economía social, solidaria, popular, y comunitaria. 

Desde este Pacto, promoveremos el crédito solidario, las iniciativas populares de ahorro solidario, para el incremento del comercio justo de los productos de nuestras organizaciones, los circuitos de comercialización globales y locales, los circuitos asociativos solidarios territoriales y los intercambios nacionales e internacionales de saberes y procesos productivos. Así como la urgente definición de políticas de crédito a nuestros países, a través de la banca de desarrollo para la promoción integral de las economías para la vida. Promoveremos un Fondo Común de las Economías para la Vida, como herramienta global de los gobiernos, para fomentar las economías y organizaciones sociales, solidarias, populares, comunitarias.

Un pacto por el trabajo decente y la asociatividad solidaria:

Reconocemos la importancia de fortalecer las economías sociales y solidarias como una vía para superar las desigualdades y exclusiones, poniendo la vida en el centro. Las propuestas surgidas aquí buscan legislar en favor del trabajo digno y decente y consolidar un modelo cooperativo que garantice la dignificación de la persona y el cuidado del entorno. El punto de partida consiste en el reconocimiento de las formas asociativas y solidarias preexistentes a través de las cuales millones de trabajadores y trabajadoras han logrado hacer frente a la exclusión del mercado laboral formal y crear sus propios medios de subsistencia, al mismo tiempo que aportan a la construcción del tejido territorial, para potenciar y promover sujetos colectivos, el acceso a pisos de protección social, y el reconocimiento e integración de la gestión de lo comúnterritorial y de lo público. Se propone la promoción sustantiva de la integración horizontal de iniciativas asociativas para crear ecosistemas productivos y organizativos solidarios, de forma tal que las organizaciones y unidades productivas de sectores populares puedan ser sostenibles con en el marco de dichas redes solidarias. Recomendamos la creación de incubadoras y procesos de emprendimiento asociativo en universidades, y de otras formas de organización del trabajo popular, de la economía social y solidaria y la implementación de programas que promuevan el acceso a financiamiento y la formación, así como la promoción de condiciones laborales dignas, que incluyan el salario emocional y la estabilidad.

Estas iniciativas, unidas a la creación del Observatorio Global de las Economías para la Vida, permitirán una mejor evaluación y monitoreo de las políticas para el desarrollo de una economía de la solidaridad. Nuestro compromiso es claro: trabajar hacia un futuro donde el trabajo sea digno, justo y sostenible.

Desde este Pacto, exhortamos a los gobiernos a materializar y llevar a políticas con- cretas las recomendaciones de la OIT sobre economía social y solidaria, como factor generador de trabajo decente. Promoveremos el diálogo tripartito que cuente con la voz de los actores de la Economía Social y Solidaria, para impulsar planes de inclusión laboral a través de las formas organizativas de las economías de la vida.

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Noticias

«Paz con la naturaleza», el lema de la COP16 y el sueño de los y las colombianas

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Han sido grandes logros que se han alcazando para nuestro pais en el marco de la COP 16 y especialmente para los territorios donde se clama por la PAZ. Se ha escogido este lema que hace un llamado a la reflexión para mejorar la relación que tenemos con el medioambiente.
una colorida representación de la flor de Inírida, especie endémica de Colombia, cuyos pétalos, según indicó el Gobierno, hacen referencia a las 23 metas del Marco Mundial de Biodiversidad y a las trece ecorregiones estratégicas de Colombia.

En cuanto al lema, el término escogido fue ‘Paz con la naturaleza’. De acuerdo con el ministerio de ambiente, se trata de “un llamado a la reflexión para mejorar la relación que tenemos con el ambiente”, y para “repensar un modelo económico que no priorice la extracción, sobreexplotación y contaminación de la naturaleza.

Desde el enfoque de justicia ambiental, la paz con la naturaleza implica reconocer a la naturaleza y los territorios como víctimas de los conflictos (en especial del conflicto armado) garantizar los derechos ambientales y de la naturaleza desde un enfoque biocultural, que permita prevenir y manejar los conflictos ambientales y, reparar a la naturaleza y el territorio por los daños y perdidas sufridos.

¿Qué elementos ponen en riesgo la paz con la naturaleza?

Entre los factores que amenazan a la naturaleza se encuentran:

Los delitos ambientales, como la minería ilegal y la deforestación.

El desarrollo de proyectos extractivos en contra de los derechos y sistemas propios de gobierno de las comunidades.

La violencia en contra de las personas defensoras de derechos humanos en asuntos ambientales.

Desde los medios alternativos, comunitarios y populares se aporta a la paz con el ambiente realizando campañas de concientización respecto al uso responsable de los recursos, el manejo de residuos u respaldo a los procesos ambientales desde las regiones.

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Negocios

Bono por la biodiversidad

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Cali, 28 de octubre de 2024 – En el marco del Día de Financiamiento y Mecanismos de Implementación de la COP16, el Gobierno Nacional y el sector privado han presentado un innovador bono de biodiversidad por 50 millones de dólares (aproximadamente 215.000 millones de pesos), marcando un hito como el primero en Colombia y el segundo a nivel mundial. Este avance se concretó mediante la firma de un acuerdo entre el Banco Davivienda y la Corporación Financiera Internacional (IFC).

La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, destacó la importancia de este bono, señalando: “Este bono de biodiversidad representa un paso crucial hacia la recuperación de la naturaleza. Tiene tres características esenciales: primero, financia sectores estratégicos que el Gobierno ha priorizado en su política pública; segundo, demuestra que la recuperación de la naturaleza es viable y financieramente sostenible; y tercero, se alinea con el Portafolio de Transición Climática y Socioecológica de Colombia”.

El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, también subrayó la relevancia de este bono dentro de la taxonomía verde. “Uno de los grandes retos ha sido definir qué significa realmente ‘verde’ y cómo se relaciona con la biodiversidad. Este tipo de bonos nos permitirá acceder a condiciones financieras más favorables para proyectos específicos”, explicó.

El bono está diseñado para financiar iniciativas de producción sostenible, gestión del agua, energía renovable, desarrollo agropecuario y conservación de la biodiversidad.

Este instrumento financiero, aprobado por la Superintendencia Financiera de Colombia, responde a la urgente necesidad de abordar la pérdida de biodiversidad y se posiciona como un referente en el mercado de capitales local.

Javier Suárez afirmó: “En Davivienda apoyamos a nuestros clientes en la implementación de prácticas que fomenten la reforestación y la protección de especies nativas. Con este bono, financiaremos proyectos que preserven ecosistemas sensibles y protejan la vida silvestre. Además, buscamos que al menos el 10% de estos recursos se destinen a la restauración de manglares en el Pacífico”.

Esta iniciativa es el resultado de una colaboración entre el Gobierno y el sector privado para ejecutar proyectos que protejan la biodiversidad. La emisión del bono tiene un plazo de cuatro años y movilizará recursos hacia la conservación y manejo sostenible de los bosques naturales, así como para la restauración de suelos degradados y la conservación de humedales y áreas marinas.

Alfonso García Mora, vicepresidente de IFC para Europa, América Latina y el Caribe, enfatizó: “Nuestra colaboración con Davivienda busca aumentar el acceso a financiamiento para iniciativas que protejan la biodiversidad. Estamos comprometidos con el desarrollo sostenible en Colombia”.

Finalmente, la ministra Muhamad reafirmó su apoyo a esta iniciativa: “Este hito debe traducirse en modelos de trabajo conjunto entre el sector público y privado, impulsando una transformación necesaria para que Colombia, uno de los países más biodiversos del mundo, pueda asegurar el bienestar de su población”.

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