Cultura

De vuelta por la Tradición Campesina de Boyacá

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Boyacá es un departamento ubicado a una corta distancia de la capital colombiana, característico por sus pobladores llenos de amabilidad y la gran expresión cultural aguardada desde tiempos ancestrales e inmemorables, llegándolo a denominar como uno de los departamentos con mayor producción agrícola, gracias a que está, se ha posicionado como una de las actividades económicas de mayor tradición en las verdes praderas que le hacen característico junto a sus helados climas. 

La población campesina, fue la encargada de forjar una tradición irrefutable en el departamento de Boyacá, característica por su coloquial expresión dialéctica, formas de vestir destacadas con la ruana y el sombrero, los sonidos y danzas típicas de la región, una deliciosa gastronomía que se ha extendido a lo largo y ancho del territorio nacional como un destacable de la cultura colombiana, y por supuesto, los maravillosos paisajes que detrás de su tonalidad verde y azul, aguardan un sinfín de historias de nuestros abuelos, padres y todo un árbol genealógico que nació y creció dentro de estos bellos terrenos. A través de estas características se develan rasgos inquebrantables de lo que se ha denominado comunicación propia y cultural, aguardada y transmitida de generación en generación. 

La comunicación propia a través del tiempo.

En este punto, es preciso destacar que la comunicación de la tradición boyacense va más allá del lenguaje significante que se representa de mil formas, y aunque uno de sus más grandes característicos es el dialecto basado en jergas propias y autóctonas como el “sumercé”, “ustele”, “como se topa”, “paisano”, entre muchas otras, la comunicación se fundamenta en la cultura, la preservación por décadas de la misma, la transmisión de dichas costumbres y el lenguaje de amor y amabilidad que transpiran los pobladores. 

Sin dudar, ni repensar, la autenticidad es uno de los aspectos que hoy podemos destacar de las comunidades boyacenses, quienes, a través de su estilo propio y arraigado, dan vida a la cultura que les ha caracterizado, con una influencia propia y determinante que ha destacado su estilo de vida frente al resto de regiones del país y lo ha potencializado como destino turístico y migratorio de muchas zonas. Desde tiempos atrás, remontados hacia la independencia y división del territorio para considerar a Boyacá como un departamento, las características de sus pobladores se han orientado al campesinado que hoy nos representa, esto debido a que gran parte de las zonas que lo integran, hicieron parte de los asentamientos indígenas de mayor arraigo cultural que sembraron muchas de las tradiciones que hoy conocemos.

Cultura: Tradición de generaciones enteras

La forma convencional de transmitir la tradición cultural a través del tiempo, suele basarse en la crianza y adaptación de estas costumbres de forma innata al individuo, pero específicamente en este departamento, nace en el ambiente de amor y unión que se vive incluso en las cabeceras municipales, que, aunque alejadas del campo, han preservado la cultura del campesinado boyacense como propia, comunicándola a través de los símbolos y valores que nos otorga la interculturalidad y toda aquella expresión que la deja plasmada, como lo son los sonidos de la música carranguera, que se viven y se sienten a flor de piel, y que han sido uno de los responsables y mayores referentes que dan a conocer esas características naturales de nuestra tradición cultural. Y es que basta con escuchar letras como ‘la cucharita’ de Jorge Velosa, uno de los más grandes exponentes de la música boyacense, o ‘Vuelta a Boyacá’ por el Grupo Colombia de Tunja, para avivar aspectos emblemáticos de lugares que trascienden el territorio. 

A esto, podemos agregar también las danzas típicas que rescatan una parte significativa, a través de la guabina, el bambuco o la misma carranga, u otras expresiones artísticas tales como la poesía, la copla y la misma artesanía que vive en la región, y como no, el disfrute de la gastronomía con platos típicos y emblemáticos como el cocido boyacense, los indios sotaquireños, la mazamorra dulce, la mazorca asada y la chicha. En esta corta descripción podemos definir la comunicación propia e intercultural que ha ejercido el territorio con el fin de salvaguardar sus tradiciones, y es que esto último es lo que se encarga de avivar los aspectos propios que nos hacen auténticos ante el resto de los colombianos, generando consecutivamente un impacto social que destaca la belleza e importancia por unirnos en la cultura, por ser capaces de vivir aquellas tradiciones que llevamos en nuestro ADN, y sobre todo, por salvaguardar aquello que se ha perdido entre el ruido y la industrialización de la ciudad, dejando en el olvido poblaciones que nos forjaron desde la esencia de lo común y el sentir por nuestra tierra. 

Desde esta perspectiva, el llamado es a repensar y salvaguardar aquello que nos hace únicos, rescatar la comunicación propia que nos destaca frente a la transmisión de los saberes ancestrales y exaltar con orgullo la tradición campesina que forjo los paisajes, las fuentes de economía que hoy conocemos y los aspectos culturales que fueron trasladados por las generaciones más antiguas, que se encargaron de nuestra existencia. 

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